martes, 20 de marzo de 2018

ANTÍGENOS Y ANTICUERPOS

ANTÍGENOS




Se define como antígeno a cualquier molécula que los mecanismos de defensa identifiquen como extraña a nuestro organismo. En esa definición se incluye, por tanto, cualquier elemento que forme parte de un patógeno (virus, bacteria, hongo, etc.), cualquier toxina, alérgeno, etc. En ocasiones, el sistema inmune reconoce, por error, moléculas propias del organismo como nocivas, lo que puede inducir procesos auto-inmunes. En estos casos, la molécula detectada se denomina auto antígeno.


Interacción entre el antígeno y el sistema inmune
El sistema inmune reconoce un antígeno principalmente mediante dos mecanismos:
  • la unión e interacción específica entre el antígeno y su anticuerpo. La especificidad de esta unión será muy elevada, ya que cada anticuerpo es único y específico para un determinado antígeno.
  • la unión e interacción especifica entre el antígeno y los receptores de antígeno (por ejemplo receptores de tipo Toll) situados en la superficie de las células inmunitarias. Esta unión será menos específica pues estos receptores detectan moléculas conservadas en muchos patógenos.
Hay que tener en cuenta que no siempre, cuando un antígeno entra en contacto con el anticuerpo o el receptor correspondiente, se iniciará una respuesta inmunitaria. Que un antígeno interaccione con moléculas del sistema inmune no significa que se inicie una respuesta. La capacidad de un antígeno de iniciar una respuesta, dependerá de las características del antígeno: su naturaleza química, su complejidad, su tamaño, etc. Una sustancia capaz de iniciar una respuesta inmune será presentada por las células presentadoras de antígenoa otras células del sistema inmune, para favorecer su activación y la destrucción del patógeno por parte de éstas.
ANTICUERPOS

Cuando el ser humano enferma comienza la lucha interna contra los organismos externos que producen la enfermedad, el sistema inmunológico se pone en marcha y segrega los anticuerpos específicos para combatir y eliminar las bacterias, parásitos o virus que provocan el malestar. También conocidos como inmunoglobulinas, los anticuerpos son glucoproteínas que circulan por la sangre a la busca y captura de los antígenos que dañan el organismo. El conocimiento del mecanismo de respuesta del cuerpo humano frente a los antígenos que causan las enfermedades ha dado lugar a las vacunas, que hacen que el cuerpo se adelante a un posible contagio haciéndolo inmune.
La función básica de los anticuerpos es la de neutralizar elementos externos, antígenos, como bacterias, parásitos y virus. Además, cada inmunoglobulina es única y específica para cada tipo de antígeno.
Los anticuerpos, una vez producidos, permanecen circulando por la sangre durante meses, lo que genera la inmunidad durante largos periodos a un cierto antígeno. Esta es la base de las vacunas: crear dicha inmunidad a ciertos organismos patógenos externos tras provocar la segregación por parte del sistema inmunitario de las inmunoglobulinas correspondientes.